Partí mi paseo desde tu boca callada
Los pies de mis labios tranquilos
Descansados empezaban su marcha
Paso tras paso
La piel del paisaje se humedecía
Dejando mi rastro
Doblé en la esquina donde siempre
Escuchas mis versos de sábana
Para tomar impulso en los ascendientes caminos
Que anteceden a la gran caída brava
Lo realicé despacio, guardándome lo mejor
Pasando del uno al otro cúmulo de amor
Ya sin paciencia comencé a descender
Pero una pradera de piel
Necesitaba del rocío mío
Para comenzar a temblar la puerta de tu ser
Y por fin la sed de mis pies
Fue saciada con vertientes inagotables
Y de nuevo la ansiedad de seguir adelante
Me pusieron frente a frente con el paisaje
Siempre escondido hasta el momento cumbre
En que todos los caminos me conducen a tu Roma
Y no tuve más opción que
Convertir los pies de mis labios
En una carnosa espada de rebelión
La cual atravesó con firmeza y luego con temblor
Ese único guardián pulposo de tu imperio
Que no ofreció resistencia ni dolor
Sino que transmitió el desequilibrio
La información de mi invasión
Luego, a minutos, el paisaje convulsionó
En orgásmicas expiraciones
Sobre la cama en que yacía yo.
Lic. Luis Torres
Lic. Luis Torres
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